En el año 2011, un amigo salvadoreño, Alexis Rivera, me habló de la Filosofía Suzuki. Desde el inicio me pareció una forma muy avanzada y bonita de enseñar guitarra a niños muy pequeños (desde los 4 años de edad). Después de hablarme tan apasionadamente al respecto, me dijo: “es que tenés que recibir el curso a cómo yo lo recibí”.

Efectivamente, al año siguiente me invitó a ir a El Salvador a recibir los cursos de ‘Filosofía Suzuki’ y el de ‘Suzuki Libro 1’ para guitarra. El curso de Filosofía fue de 20 horas y lo recibí con la Maestra Caroline Fraser. Fue verdaderamente impactante, pues todo, absolutamente todo lo que decía tenía lógica y sentido común. Claro, no era para menos, Caroline Fraser cuenta con 40 años de experiencia con esta metodología de enseñanza.

La Filosofía Suzuki fue ideada por Shinichi Suzuki (1898-1998), violinista japonés que en alguna ocasión le llamó la atención cómo todos los niños del mundo aprenden su idioma materno a la perfección. Lo que lo llevó a la conclusión que es un proceso de aprendizaje 100 % efectivo. Siendo así, empezó a observar todos los elementos y procesos que lo hacían tan bueno, y lo aplicó a la música.

Algunas de las cosas que observó fueron por ejemplo:

  1. El entorno en el que los niños aprenden su idioma. Lo aprenden de sus padres, lo que les da un ambiente familiar y lleno de amor. Además, están rodeados por el idioma, pues todo mundo a su alrededor habla ese idioma.
  2. Siempre se motiva al niño, pues cada palabra que va aprendiendo es celebrada por las personas que lo rodean. Y se corrige positivamente, utilizando la imitación.
  3. Se da por sentada la idea de que todo niño tiene la capacidad de aprender a hablar. Nadie lleva a los niños donde un especialista para ver si tiene las aptitudes para aprender a hablar.
  4. Cada niño aprende a su propio paso. Nadie le pone a los niños una fecha tope para que aprenda, ni se hacen evaluaciones.

 

Estos, y muchos otros elementos más, los aplicó Suzuki a la enseñanza de la música. Los niños deben llegar a clases con su padre o madre, siempre debe haber reforzamiento positivo y rodearlo de música, todo niño tiene la capacidad de hacer música y cada niño aprende a su propio ritmo.

Por otra parte, Shinichi Suzuki consideraba que la música debía ser utilizada para hacer mejores personas, y hacer así un mundo mejor. Después de la Segunda Guerra Mundial, la utilizó para tratar de sanar el espíritu de los niños japoneses.

En todo esto que he vivido, ha sido verdaderamente sorprendente y gratificante, cómo todo lo que aprendí es cierto. Todos estos principios hacen posible en primer lugar, que los niños disfruten su clase de guitarra; y en segundo lugar que aprendan. Además, los padres se ven también positivamente involucrados; les gusta estar en la clase con sus hijos.

A la Filosofía Suzuki también se le conoce como el “Método de la lengua materna”.

Ernesto Sol Bonilla Altamirano
Managua, enero del 2014